Algo sucedió en su mirada, ya no veía las cosas como antes…
Nunca más discutió con su esposa por aquellas pequeñas tonterías de antes, que los alejaban. Sólo se percataba de todos los aspectos positivos de ella, que eran muchos. Aprendió a descubrir cada matiz, cada pequeño cambio maravilloso que experimentaban sus hijos pequeños, cada día.
Toda la gente le parecía maravillosa, era incapaz de ver aspectos negativos (fundamentalmente porque olvidó buscarlos) , todos le parecían seres maravillosos.
Aprendió a dialogar de manera constructiva, amaba crear o conseguir una visión compartida de la comunicación, a eliminar las barreras, los conflictos, que seguían existiendo, pero ahora eran constructivos.
Y los demás lo veían distinto, conversaban mucho más con él, apreciaban su presencia, su diálogo, su capacidad de escucha…